En la 1ª vemos la entrada de la "escuela". En la 2ª estamos en el despacho hablando con el director y Jim. En la 3ª se puede ver la clase de los pequeños, fijaos como nos están mirando; ejercicio, intentad contar a los niños (y no salen todos en la foto). En la 4ª la clase de los grandes, y tampoco están todos, pero que no falten las sonrisas. En la última un cartel en la pared sobre la bandera de Gambia.
El jueves 21 por la mañana quedamos con Jim cerca del hotel donde nos está esperando con un coche y el chófer para llevarnos a la escuela donde trabaja; regateamos un poco el precio del coche y allá nos vamos. La escuela está en Serre Kunda, que es la ciudad más grande de Gambia, tiene unos 300.000 habitantes, y la impresión que da es que es una gran chabola, los edificios son pequeños y muy mal conservados, pocos son nuevos, y hay muchas casas de chapas de madera y de metal, solamente unas pocas calles están asfaltadas, mal asfaltadas pues hay muchos baches y socavones.
En toda la ciudad, y en todo el país, hay un tráfico incesante de gente andando no se sabe hacia donde y de coches, motos y bicicletas, los peatones casi siempre parece que está paseando sin rumbo, la idea que tienes al final es de una tremenda desorganización en todo, eso forma parte del encanto del país, y me imagino que de toda África, todo es muy tranquilo y no hay prisa nunca para nada, el tiempo no existe. Toda la ciudad es un inmenso mercado donde se está continuamente negociando todo, casi cada portal de una casa es una tienda de algo y hay muchos puestos de venta en la calle, mucha gente vende comida, agua, fruta, relojes, gafas de sol y todo tipo de mercancías.
Al final del trayecto llegamos a la escuela, si se puede llamar escuela. Me explico, el "edificio" consiste en una casucha dentro del recinto de una carpintería. La casucha tiene tres estancias, una pequeña que hace las veces despacho y cuya superficie es de aproximadamente 3*3 metros, es decir, unos 9 metros cuadrados. Después hay dos clases, una "grande" (unos 4 *6 metros) donde por la mañana estudian los más pequeños, desde los 3 hasta los 7 años; en total debe haber unos 45 - 50 niños sentados varias filas de bancos. La clase pequeña es de unos 5*4 metros y en esta están los mayores, desde los 7 hasta los 12 años, más o menos, en esta clase hay menos niños, unos 35 "solamente"; todo esto por la mañana, por la tarde van los adolescentes a lo que sería la educación secundaria y tienen entre 13 y 18 años. En las clases lo único que hay es una pizarra muy gastada y murales en las pareces. Por supuesto, hablar de tener electricidad es una utopía, la luz apenas entra por la puerta y un par de ventanucos, todo está inmerso en una ligera penumbra y hace mucho calor.
Nuestra llegada a la escuela crea un gran revuelo, los niños en cuanto nos ven se acercan a tocarnos al grito de toubab (se lee tubab) que es la palabra con la que nos llaman a los blancos, pero sólo los niños, no escuché en todo el viaje que los adultos nos llamen así. El origen de la palabra viene de unas conchas que los primeros colonizadores blancos llevaban colgadas, con lo que se quedó el nombre. El griterío de los niños es impresionante y todos quieren cogerte de la mano o tocarte, no sé si se lo mandan hacer pero parece que no, en otros sitios nos ocurre lo mismo con los pequeños. En la escuela trabajan nuestro guía, una chica, un chico y el que sería el director. Los pequeños nos cantan una canción de bienvenida y después otra sobre la bandera de Gambia, los mayores otra canción y el director les pregunta por capitales de varios países y responden todos a coro. Después después nos sentamos a hacer fotos con los niños, no paran de tocarnos y agarrarnos; a Lara, que tiene el pelo castaño, le tocan el pelo y a mi casi no me dejan levantarme. La impresión que tenemos los cuatro es de una intensa emoción, se te pone la piel de gallina, me atrevería a decir que todos teníamos las lágrimas a punto de salir, y aún ahora mientras escribo y recuerdo la visita me emociono.
Al salir de las clases nos vamos a hablar con el director y con Jim al despacho. Tienen un ordenador del año catapún, pero como no hay electricidad lo utilizan para pegar recados en la pantalla. Nos cuentan que tienen lista de espera, solo pueden tener un determinado número de niños, cuestión de espacio. Otro dato importante es que el estado no les da nada, y cuando digo nada es NADA, el alquiler del local y el sueldo de los profesores sale de donaciones de los padres, empresas y algunos turistas que van a visitar la escuela. De esta manera no pueden pagar sueldos muy altos y los profesores cambian frecuentemente, solo el director y Jim son un poco permanentes. También nos cuentan que el gobierno les exige tener un baño para los niños, claro que no les ayuda a construirlo, el coste es de unos 200€ y tienen un par de meses para terminarlo porque si no les cierran la escuela. En cuanto a material escolar os lo podéis imaginar, tienen muy pocas cosas, algunos libros, láminas, papel, libretas, bolis y lápices, pero de todo bastante poco. Nosotros llevábamos material que compramos antes de salir ya que en algunas páginas de internet recomendaban llevarlo. Tuvimos el pequeño fallo de dárselo todo a ellos, deberíamos haber dejado un poco para otros días ya que allí por donde pasábamos los niños nos pedían cosas para la escuela, tomad nota si vais un día a África.
Al final hemos hecho una donación 30€ por cabeza para la escuela que le entregamos al día siguiente a Jim. También les pedimos la dirección de la escuela y el correo electrónico. La idea que tenemos los cuatro es intentar hacer una especie de campaña en nuestras escuelas para recaudar dinero o material y enviárselo. De momento no hemos empezado porque la vuelta te mete otra vez en la vorágine del día a día y no tenemos demasiado tiempo, pero antes de fin de curso intentaré hablar con la directora y con algún profesor para que me ayuden a organizar algo.
De verdad os digo que estando allí y viendo las condiciones de la gente te sientes bastante estúpido por preocuparte tanto por las tonterías que piensas que son importantes y no lo son. Tendríais que ver las sonrisas de los niños y de la gente, no tienen casi nada y sonríen, no se si son felices, pero sonríen todo el tiempo, algo es algo, en occidente lo tenemos todo (o eso pensamos), pero yo no veo a la gente demasiado feliz, no sé que os parece. Podréis decir que yo soy el primero que está todo el día con esas tonterías y es cierto, soy un producto de nuestra sociedad occidental, y nuestra sociedad tiene muchas cosas buenas no lo niego, pero en otras muchas es una mierda pinchada en un palo, o por lo menos en lo más importante, que es la felicidad de la gente falla bastante creo yo.
2 comentarios:
JOder....a GAmbia,no paras quieto.Al lorito con la malaria,se de buenas fuentes que con un chupito solo a la mañana no es suficiente,a lo menos 3 o 4 creo.Traeras algun SUVENIR de alli....hehehe.
Queremos ver fotos!!!!!!!!!
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