




La semana del 24 de febrero al 4 de marzo hemos estado de vacaciones de primavera y nos hemos ido Diego y yo a Cerdeña con otros tres profesores de otra ciudad (Banska Bistrica). Tuvimos mucha suerte y pillamos los billetes regalados con ryanair; volamos Bratislava - Frankfur-Han y desde allí a Alghero, en el norte de la isla. Pues pagamos 0,01€ por vuelo, con tasas salió todo por unos 70€. Como el vuelo era el 24, entonces salimos el 23 por la noche, quedamos con Héctor para tomar algo y después nos fuimos donde siempre, al emocia. Había muy poca gente pero poco a poco se fue poniendo la cosa interesante, nos encontramos con unas alumnas de la sección de francés y estuvimos con ellas, lo pasamos muy bien.
El sábado salimos hacia Bratislava donde habíamos quedado con nuestros acompañantes: Lara, Javier y Juan Carlos. En el bus hacia el aeropuerto de Viena se sube un tío curiosísimo que empezó a hablarnos en inglés, era vietnamita y quería llegar a Viena para ir a la embajada porque le habían robado todo. Al final como no tenía dinero nos pidió pasta, hicimos un escote y le dimos para el billete, se despidió con un "zankiu veli mach" (sonó tal y como lo escribo). Bueno, llegamos a Frankfur cerca de la media noche y hasta las 6 de la mañana no salía el otro vuelo, por lo que nos sentamos y estuvimos de charla hasta las tantas, pero fue una noche muy divertida porque cerca de las 3 se nos acerca una tía totalmente afónica que era estonia y hablaba español bastante bien. Quería que la despertásemos antes de marchar que estaba muy cansada y quería dormir, le dijimos que si. Pero en vez de irse a dormir un poco y descansar empezó a hablar sin parar, estuvo toda la noche largando, y eso que estaba afónica; incluso nos invitó a unos chupitos de pacharán que tenía, era un poco cansina porque no paraba quieta y no nos dejaba hablar a nosotros. Nos dejó la cabeza para el arrastre. Más tarde se presentó por allí otra chica que era eslovaca pero había estudiado en la sección de español de Trstena y que se iba a Vigo de erasmus, increíble, el mundo es un pañuelo. Por fin a las 6 y algo salimos y llegamos cansadísimos a la isla a las 9.30.
En el aeropuerto alquilamos un coche y nos vamos para Alghero, entramos en un bar y mientras desayunamos hablamos con el camarero que entendía español, yo le hago la pelota con el fútbol y al preguntarle donde dormir nos envía a una casa, no tiene sitio pero llama a otra y nos alquilan dos habitaciones muy chulas y baratas. Ese día recorremos la ciudad y comemos en un sitio de lujo. Por la tarde a pasear y tomar unas cervezas; en un bar empezamos a hablar con los nativos y en un rato quedamos en dos o tres sitios a la vez. Un grupo de chavales medio pastilleros nos invitan a una fiesta en una casa en el campo. Allá vamos a bailar chunda chunda y a beber, y ya cuando nos íbamos sacan pasta para cenar. Comemos algo, despedidas y a dormir.
Bueno, comento algunas cosas de Cerdeña, sobre todo porque no me acuerdo de todo y sería muy largo. Pero decir que la isla es muy bonita, se come de muerte, tienen unos vinos muy buenos, y la gente es muy maja. Me sorprendió mucho la gente. Cuando sabían que éramos españoles todos querían hablar con nosotros y eran muy amables y simpáticos. Unas amigas de Juan Carlos nos llevaron a cenar a un sitio muy chulo en Sasari; y a la vuelta, el sábado nos buscaron un piso de una amiga para dormir y nos llevaron de fiesta a una disco superpija con una cola tremenda y donde se pagaban 10€ por entrar, pero hay que conocer a alguien para pasar al portero. Una de las nativas le dijo que éramos profesores europeos y que como no nos iba a dejar entrar, pues sorprendentemente pudimos entrar. Allí a bailar como locos y a las 3 a casa, nos perdemos en la cuidad y dos chicas que paramos nos acompañan en su coche a nuestra calle. Es que hay mil detalles de la gente, nos invitaron a la inauguración de un bar, a cervezas un fan de Zapatero, nos acompañaron a sitios por las ciudades, nos enseñaron una pesquería artificial construída por los aragoneses hace 250 años, nos abrieron y enseñaron una excavación romana el día que estaba cerrada... en fin, de todo. Nos llegaron a decir que preferían a los españoles que a los italianos de la península y que somos mucho más simpáticos, que somos como hermanos de los isleños, alguno presumía de apellido de origen español. Yo tuve hasta tiempo para tontear con una camarera, un amor en cada puerto que decía no sé quien. Fantásticos los sardos.
Por poner alguna pega a los nativos, lo único es que son muy pijos vistiendo, yo creo que se arreglan hasta para ir a comprar el pan, van de punta en blanco todos y todo el día, increíble. Siguiendo por la isla, las carreteras son malas pero el paisaje es, en algunas zonas, espectacular. Hay muchísimas playas y, en el interior, unas construcciones primitivas muy curiosas de una civilización que hubo aquí antes de los griegos y los romanos. Como en todos los sitios, hay rivalidades locales; y los del norte, sobre todo Sasari, no pueden ver a los del sur, principalmente Cagliari. Incluso hay pintadas independentistas en algunos sitios. Desde luego es un sitio muy recomendable, pero no en verano, a parte de los precios, está llena. Los sardos nos decían que la mejor época es mayo, junio y septiembre.
Tristemente tuvimos que dejar Cerdeña el domingo por la mañana. Estábamos muy cansados porque habíamos dormido muy poco la noche anterior. El viaje de vuelta fue muy largo, esperamos casi 6 horas el enlace en Frankfurt y allí conocimos a una pareja de sevillanos que estaban de vacaciones. Por fin llegamos a Bratislava hacia las 9 y pico. Nos despedimos de nuestros compañeros de viaje y nos fuimos a esperar el bus hacia la estación de tren. Nos ocurrió una cosa muy curiosa con el bus; estábamos esperándolo y no veíamos la máquina de comprar los billetes, ya teníamos tres del viaje de ida, así que pensamos que podíamos comprarlos en el bus, cuando abre la puerta le preguntamos y nos dice que tenemos que ir a la máquina que está a 20 metros. Diego se va a comprar el billete que nos falta pero el conductor pasa de nosotros y arranca, le digo que espere un momento, pero ni caso, se va; menudo cabrón. Tuvimos que esperar el siguiente.
Después de despedirmos de los sevillanos llegamos a la estación y nos encontramos con Paz, subimos y buscamos un compartimento vacío. Al poco los tres tenemos mucho sueño por lo que me voy a buscar un compartimento vacío. Lo encuentro y me tumbo a dormir. Al rato pasa el revisor y un poco más tarde aparecen dos polis. Me piden la documentación y les doy el carnet de residente, no les gusta mucho y me voy a por el pasaporte, me toman datos y el tío me dice que tengo que pagar una multa de 1000 coronas (unos 29€) ¡por no quitarme los zapatos al recostarme para dormir!, pongo cara de "es una broma, donde está la cámara" pero ni se inmuta, le digo que no tenía tanto dinero (es cierto, no lo tenía), me pregunta cuanto, saco todo y en total tengo 200 coronas más algunas monedas. Me dice que bien, que 200 coronas de multa, me quedo mirándolo y pensando 'este es gilipollas', si son 1000 son 1000 y no 200, ¿no os parece?, me entraron ganas de regatearle pero no parecía estar el hombre para muchas bromas, así que se las doy y me da unos recibos a cambio. En fin, un viaje maravilloso, pero al final llegan estos dos imbéciles para agriarlo un poco. Lo del autobús es la segunda vez que me pasa, hay ciertas cosas aquí en que son un poco capullos, o mejor dicho, muy capullos.