lunes, 6 de octubre de 2008

Capítulo 63: Los viajes a Polonia.





En la 1ª una vista de un área de descanso en Austria, de postal el sitio. En la 2ª vemos el monasterio de Santa María la Huerta en Soria, en el pueblo donde dormí en junio. En la 3ª mel maletero de mi coche antes de salir en agosto para Eslovaquia. en la 5ª la gente baliando en la boda polaca y en la 5ª yo con mi elegancia natural en la boda.

El jueves 28 me levanto temprano porque tengo que hacer los exámenes de recuperación de los suspensos, los míos y los de Pili. Bueno, casi todos pasan los exámenes. Después a casa a ordenar y limpiar. Esa tarde llega Aga porque la mañana siguiente nos vamos a Siedlce, la ciudad de sus padres al este de Varsovia. Pues si, me voy a conocer a su familia, resulta que sus padres cumplen 30 años de casados y se han comprado una casa en el campo, así que fiesta familiar.

Salimos el viernes 20 por la mañana, el viaje es largo y pesado porque pillamos atascos en varios sitios por obras y cosas así. Polonia es sorprendente, salvo la zona sur sonde están los Tatras que comparten con Eslovaquia, el resto el país es totalmente llano, pero llano llano; ni siquiera es como Castilla que tiene sus lomas y sus colinas, de eso nada, ni eso, es llano llano, como si le hubiesen pasado una apisonadora a todo el país. Una vez llegamos vamos a casa de una tía de Aga y dormimos allí. Al día siguiente aparecen los padres y por la tarde nos vamos a comer a la casa y aparece un montón de familiares. Todos se portan muy bien conmigo y son muy amables, pero se pasan casi todo el tiempo hablando entre ellos así que me dejan bastante tranquilo y para mi es fantástico. El domingo 31 después de visitar a las abuelas y despedirnos de los padres y tíos volvemos a Zilina.

El martes 2 empezamos en el instituto, es la presentación, este año sólo tenemos uno nuevo que viene por vez de Pili, es de lengua así que me toca dar mates y física, más trabajo. El viernes Aga viene de nuevo porque el sábado es la boda de un primo suyo que vive en Inglaterra. Menos mal que es cerca de Eslovaquia, sólo tardamos dos horas. La boda no está mal, la misa tardó una hora, yo no quería ir pero no iba a ser el único que se quedaba fuera. En el convite somos unas 100 personas, la mayoría familiares. Hay dos inglesas que trabajan con el primo y un griego colega de él y yo, bastantes extranjeros. En la mitad el padre del novio se empeña en que los guiris digamos algo y yo les suelto aquello tan famoso de arriba, abajo, al centro y adentro y todos a beber. No hacen como en España que se como hasta morir, se come algo, se para y se baila, se vuelve a comer, e baila otra vez, se sigue comiendo, después los postres; en fin, que se come mucho también pero en etapas por lo que se hace más llevadero. Eso si, unos pocos ya empezaron a chupitos de vodka al llegar, de hecho el griego se pilló una buena porque bebía con todo en que se le ofrecía, cuando no se ofrecía él, claro.

Al día siguiente se junta otra vez mucha gente para comer las sobras del día anterior. Poco después nos despedimos y a casita. Dos semanas de polacos ya están bien de momento.

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